Para las flores pequeñitas, cortar un rábano en rodajas circulares muy delgadas, ya sea a mano con un cuchillo muy bien afilado o con un robot de cocina. Ponerlas durante varias horas en agua con bastante sal (no en el refrigerador) para que se vuelvan flexibles.
Hacer un corte en forma radial desde el centro de uno de los círculos, sobreponiendo los dos extremos para formar un cono y sujetarlos pinchándolos con un palillo de dientes.
Hacer lo mismo con otros 3 ó 4 círculos sujetando cada cono con el palillo arreglándolos en forma circular. Cubrir la punta del palillo con un cuadradito de pepino, zanahoria, manzana, etc. Dejar las flores en agua con sal hasta que se utilicen.
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